Este fin de semana, Ángeles, nuestra hija de 3 años, y yo decidimos que era hora de explorar una de las rutas más famosas cerca de Valencia: los Puentes Colgantes de Chulilla.
Habíamos oído hablar mucho de esta excursión. Y en fotos…parecía una pasada.
Pero también fue la primera aventura que hicimos así. Nota explicatoria: Ángeles es algo sobre-protectora, y fue Septiembre.
Así que llenamos nuestras mochilas con agua, fruta, protección solar, gorras, más protección solar, más agua, y nos dirigimos hacia este encantador pueblo en el interior de la provincia.
¡Y que chula es Chulilla!
Nos recibió con sus callejuelas blancas y su imponente castillo árabe que parece proteger el pueblo desde lo alto. Pero nuestro objetivo estaba más abajo, en el Parque Natural de Los Calderones, donde comienza la Ruta de los Pantaneros.
Aparcamos el coche cerca del Ecoparque y seguimos las señales hacia el inicio del sendero, emocionados por descubrir lo que nos esperaba.
El primer tramo de la ruta es bastante sencillo, perfecto para calentar motores.
Nuestra hija iba emocionada, mirando todo a su alrededor y señalando las flores y las lagartijas que cruzaban el camino. Pronto llegamos a una zona de escaleras empinadas, y aunque tuvimos que ir con cuidado, la emoción crecía con cada paso al acercarnos al primer puente colgante.
Cruzando el Primer Puente
Cuando llegamos al primer puente colgante, nos quedamos sin palabras.
Suspendido a 15 metros sobre el río Turia y rodeado de paredes de roca que parecían alcanzar el cielo, el paisaje era espectacular.
Pero también, ahí empezaron los problemas…
“Y si nos caemos, Jorge?”
“Será fria el agua?”
“Hay pirañas aquí en Valencia?”
Bueno, lo último un chiste. Pero son cosas que pasan…
Alba, nuestra hija, también tenía miedo y fue un proceso de convencerla de que el puente no se iba a caer.
Al final, Ángeles tomó a nuestra hija de la mano, y juntos cruzaron mientras yo me quedé atrás un momento para tomar algunas fotos.
Ver a mi hija cruzar con tanta valentía fue uno de esos momentos que no olvidaré.
Seguimos el sendero, bajando más escaleras hasta llegar al segundo puente. Aunque menos imponente que el primero, el entorno seguía siendo mágico.
Cerca del río, aprovechamos para hacer una pausa y disfrutar de un pequeño picnic. Nuestra hija jugó con unas piedras mientras Ángeles y yo respirábamos profundamente, agradecidos por estos momentos de conexión lejos del ruido de la ciudad.
Un Cambio de Rutina
Hace no mucho, nuestros fines de semana eran muy distintos.
El cansancio nos hacía quedarnos en casa, y la televisión era nuestra aliada para entretener a nuestra hija mientras intentábamos ponernos al día con las tareas.
Pero desde que decidimos priorizar estas escapadas, se está notando el cambio.
Una videollamada con los yayos…una nueva foto de portada en mi móvil…un nuevo juego que no sea la tele para mi hija (tirando piedras al agua)…
La Ruta de los Puentes Colgantes es una experiencia que recomendamos a cualquier familia. Aunque no es apta para carritos de bebé, con un poco de precaución es perfectamente realizable con niños pequeños.
Si tienes la oportunidad, intenta ir entre semana para evitar las multitudes y, si piensas quedarte a comer en Chulilla, reserva con antelación.
Volvimos a casa cansados pero felices, con nuevos recuerdos que nuestra hija no dejará de contar en los próximos días. Así que, si buscas una aventura cerca de Valencia que combine naturaleza, diversión y un poco de historia, no lo dudes: los Puentes Colgantes de Chulilla te están esperando.